Una Semana Santa, Muy Especial: Por el Fallecimiento de mi Hermano Paco y el de D. Felipe.

El jueves 29 de marzo, día de La Huelga General, me encontraba desde el día anterior en Puebla de La Calzada, -en casa de mi cuñada Cati y mi hermano Julián, que estaban pasando unas semanas de vacaciones allí-. Estaba realizando el trabajo de campo necesario para la realización de un estudio sobre, la evolución de la arquitectura vernácula de esta población. Mi intención era quedarme hasta el domingo de ramos y regresar por la tarde a Don Benito, para asistir a la procesión de La Borriquita, en mi parroquia de San Juan.

Sobre la una del mediodía, mi cuñada Petri, llamo a mi hermano Julián, para avisarle de la gravedad de mi hermano Paco, que le habían confirmado los médicos, después de unas pruebas... enfermo de cáncer, mi hermano Paco, llevaba desde julio del año pasado, metódica y pacientemente, una lucha desigual contra el avance de la enfermedad. Los dos habían estado hasta el sábado 19 de marzo, pasando una semana en Don Benito. La enfermedad, le tenía atenazado pero no vi la inminencia de su final, estaba débil, comía muy poco y quizás en su interior, hizo un último esfuerzo, para despedirse de su querido pueblo. Lo lleve a Las Cruces, oro ante la virgen, en silencio, nuestra madre del cielo, le ha dado una hora corta, para que no sufriera.



mi hermano Paco y mi cuñada Petri, en Las Cruces



Tocadas las 8 de la tarde, salimos en el coche de mi hermano Julián hacia La Granada del Penedes, pueblecito donde vivía mi hermano Paco, un poco antes de las 7 de la mañana del viernes, me dejo mi hermano en la puerta del edificio donde vive mi hijo Julián, en el mismo pueblo. Urdimos una piadosa mentira para que mi hermano Paco, no se diera cuenta, -estaba plenamente consciente- de la gravedad de su enfermedad, le dijimos que la nuera de mi hermano Julián, había encontrado trabajo, y ellos se habían venido, -como tantos abuelos- para cuidar de los nietos, y yo había aprovechado y me había venido con ellos en el coche, a pasar la Semana Santa, con mis hijos y mi nieta.

Lo vimos envejecido y con un color de cara amarillento, en 10 días la enfermedad, había hecho a fondo su trabajo, estaba mucho más débil. El lunes dos de abril, después de una noche sin dormir nada, ya no se levanto de la cama, estaba muy inquieto y no quería estar solo, pase muchos ratos cogiendole la mano derecha, apenas tenia pulso, ni tampoco fuerza, se dejaba querer, su cuerpo estaba exhausto. Por la tarde sobre las cuatro, vino el equipo de cuidados paliativos, explicaron el protocolo a seguir y las dosis que se tenían que administrar, y le informaron de su gravedad, nos confirmaron que se  acercaba el final, todo fue muy breve una hora después a las seis menos cuarto de la tarde, expiro rodeado de sus dos hijas, su nuera y su esposa, mi sobrino Fran trabajaba en Barcelona y no llego a tiempo de verlo con vida, yo estaba atendiendo a un primo hermano, enfermo  del mismo mal, que había venido a visitarle. Le velamos la familia en su casa y rezamos un rosario por su alma.

El martes tres a las 5 de la tarde se celebro el funeral, la Iglesia estaba llena, eran mayoría los vecinos con orígenes en: Extremadura, Andalucía y otras regiones españolas, los nativos del lugar, también estaban presentes. Hice una lectura que me facilito el Mosen y pronuncie unas palabras ensalzando el paso de mi hermano Paco en aquella localidad, les pedí a los asistentes que formaran una sola comunidad, finalmente les di las gracias en nombre de la familia, por su apoyo y compañía, en aquellos momentos tan dolorosos para la familia.

D. Felipe Fernández García, Obispo Emerito Que Fue, de Tenerife

 

El sábado de gloria, hacia la una del mediodía, uno de mis amigos del alma, Paco Muñoz, me llamo para informarme, que acababa de morir D. Felipe, Obispo Emerito de Tenerife, enfermo de Parkinson desde hace varios años, tenia 77 años. Cuantos recuerdos y vivencias de juventud nos trae a tantos dombenitenses este santo barón y gran hombre.

D. Felipe, cuando le visitamos en Astorga

D. Felipe Fernández García, tuvo su primer destino de sacerdote, como vicario de la Parroquia de Santiago de Don Benito. Llego en 1960, y estuvo hasta 1965, fue un periodo corto en años, pero muy intenso en vivencias, entrega y compromiso, especialmente con la juventud, y de manera prioritaria, con la juventud trabajadora. Era muy joven apenas 25 años, culto muy preparado, hermoso y guapo.

D. Antonio Guisado y D. Juan-Manuel de Miguel, celebrando la eucaristia en las Carmelitas, por el alma de D. Felipe

Dinamizo en Don Benito, la extensión de los movimientos especializados de la rama juvenil de la Acción Católica: la JIC, la JARC, pero muy especialmente, la JOC, Juventud Obrera Cristiana. La década de los años sesenta era una etapa oscurantista de nuestra reciente historia, D. Felipe, para los jóvenes de entonces, que tuvimos la gran suerte de encontrarle en nuestro camino, supuso una ventana al exterior del mundo, por donde entraba un chorro de aire fresco, impregnado de: dignidad, esperanza, dinamismo, ilusión, solidaridad, fraternidad, justicia social, democracia, compromiso…todo ello visto a la luz del Evangelio y siguiendo el  mensaje redentor de Jesucristo: amaos los unos a los otros, como yo os he amado. El método era la revisión de vida: ver, juzgar y actuar, las causas del mal, la afectación a las personas, las consecuencias, el juzgar a la luz del evangelio,- ¿Qué nos dice Jesucristo, ante estas situaciones?- y el actuar, siempre un compromiso para mejorar nuestro entorno inmediato. Después los retiros de oración, en las capillas de: las carmelitas, las angelinas, las azules, y más espaciadamente ante la patrona en las Cruces.