Desde el pasado 15 de diciembre del 2013, estoy pasando unas semanas de vacaciones en Castellví de la Marca, en la bella comarca del Penedès. Disfrutando de la compañía de mis hijos, nueras y nieta; de mis hermanos y sobrinos, de los consuegros y de un buen puñado de amigos y conocidos.
Ayer viernes 7 de febrero, las noticias de la tele, hablaron de la sentencia del Tribunal Supremo, favorable a la demanda de ilegalidad presentada por las organizaciones ecologistas extremeñas, sobre el complejo turístico de Valdecañas. Esta mañana he accedido al diario hoy y me he impregnado un poco más de como esta el tema, y al mismo tiempo he conocido el fallo del concurso europeo, para poner en valor el "Solar del Hospicio" de Don Benito.
Valdecañas, es el último gran pelotazo urbanístico, desarrollado en Extremadura, los dos partidos mayoritarios de la región, a los que yo irónicamente denomino, "Guatemala y Guatepeor", modificaron la Ley del Suelo de Extremadura, para permitir la especulación urbanística, en el paraje protegido del pantano de Valdecañas.
Parece, por lo que he leído, que los defensores y abaladores políticos del proyecto, se proponen llegar al Tribunal Constitucional, se tendrán de pagar las costas ¿con la parte de mis impuestos? no quiero, an perdido ante los tribunales extremeños, el tribunal supremo...para cuando una racionalización y puesta en valor de las autenticas potencialidades económicas, respetando y potenciando, lo que la naturaleza con tanta generosidad a dado a Extremadura.
Leo también en el Hoy, que el proyecto ganador del concurso europeo, para poner en valor el Solar del Hospicio de Don Benito, al que se presentaron 41 proyectos, de otros tantos equipos de arquitectos, ha sido el denominado: "Don Benito´s Patio´" copio textualmente, "los arquitectos proponen para Don Benito la mejora de su municipio desde la (no construcción), la minimización, la reutilización y el desmantelamiento, con un proyecto global de largo recorrido, que evite cualquier inmediatez. Actuando desde una red de pequeñas intervenciones secuenciadas, frente a una gran escala localizada y priorizando la inversión en los valores arquitectónicos propios".
Si ese equipo de arquitectos, cuya filosofía de modelo de ciudad, reflejado en el párrafo anterior, subscribo de la A ala Z, supieran los edificios que se han derribado, hasta llegar al estado actual, entre ellos la hermosa Casa Solariega, que había pertenecido desde el siglo XVII al apellido Valades.
Suelo decir en "tertulias" de modelo de crecimiento urbano, que lo único positivo que ha traído la crisis del ladrillo, es la paralización de la destrucción de la arquitectura vernácula, de los cascos históricos de nuestros pueblos y ciudades.
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